El arroz es uno de los alimentos más básicos en nuestras cocinas, pero también uno de los que más se nos complica.
A veces queda crudo, otras demasiado blando, apelmazado o simplemente sin sabor.
La buena noticia es que la mayoría de estos errores tienen solución, y con pequeños ajustes puedes lograr un arroz suelto, aromático y perfecto cada vez.
Uno de los errores más comunes es no medir el agua correctamente.
Usar demasiada agua hace que el arroz se vuelva pastoso, mientras que usar poca hace que quede duro y seco.
La solución es sencilla: para el arroz blanco tradicional, la proporción ideal suele ser 2 tazas de agua por 1 taza de arroz, aunque siempre conviene revisar el tipo de arroz que estás usando.
Otro error frecuente es no lavar el arroz antes de cocinarlo. Cuando no se enjuaga, el exceso de almidón hace que el grano se pegue.
Lavarlo hasta que el agua salga casi transparente ayuda a que quede mucho más suelto.
También suele pasar que se destapa la olla varias veces durante la cocción para “ver cómo va”.
Ese hábito hace que el vapor escape y el arroz no se cocine parejo. Lo mejor es taparlo, bajar el fuego una vez que hierva y dejar que el vapor haga su trabajo sin interrupciones.
A veces el arroz también queda sin sabor. Esto sucede porque se cocina solo con agua.
Un truco sencillo es tostar ligeramente el arroz con un poco de aceite o mantequilla antes de agregar el agua.
Esto potencia el aroma y mejora mucho la textura. También puedes añadir sal desde el inicio (si la agregas al final, el grano no absorberá el sabor).
Otro problema común es revolver el arroz mientras se cocina. Esto rompe los granos y los vuelve más pegajosos.
Lo ideal es mezclar solamente al inicio, cuando agregas agua y sal, y luego dejarlo quieto hasta que esté listo.
Finalmente, muchos apagan la cocina apenas se absorbe el agua y sirven enseguida. Sin embargo, dejarlo reposar unos minutos tapado permite que el arroz termine de “abrirse” y quede mucho más esponjoso.
Cocinar arroz perfecto no es complicado; requiere práctica, paciencia y observar pequeños detalles.
Con estos simples ajustes podrás preparar un arroz delicioso, ideal para acompañar cualquier plato y perfecto para la mesa familiar.

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