“Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido”.
Proverbios 3:12.

De los privilegios más hermosos de ser padres es proyectar a nuestros hijos a su destino divino; entrenarlos en su carácter y destrezas para cumplir el sueño que Dios tiene para ellos y que aprendan a escuchar su corazón.

Que cada uno de nuestros hijos sirvan  a su generación, es una de las expresiones más prácticas de ternura hacia ellos.

Es nuestro compromiso de educarlos con paciencia,  corregirlos con amor y con respeto. Cuando nuestros hijos nacen, Dios nos entrega una masa para hacer moldeada a lo largo de su niñez y adolescencia; hasta verlos convertir en hombres y mujeres con un carácter cristiano y con valores bien definidos.

Para mostrar nuestra ternura al corregir a nuestros hijos es importante tener una meta, tener un objetivo de cómo educarlos.

Por ejemplo si queremos que nuestros hijos aprendan a ser respetuosos debemos enseñarles a través de películas canciones conversaciones y el ejemplo. Explicarles que las faltas de respeto serán corregidas quitándoles algunos beneficios o si es repetitivo incluso usar una pequeña reprimenda en sus nalguita.

Algunos puntos a considerar para no perder la paciencia y que la ira llegué a dominarnos, al punto de poner en riesgo la autoestima de nuestros hijos son:

  • Corregirlo en privado para no exponerlo a que se sienta avergonzado.
  • No lo etiquetes con palabras que marquen su vida: flojo, vago, mentiroso, etc. Si, tal vez mintió pero eso no lo hace mentiroso.
  • Hay que poner límites explicándoles el motivo.
  • Tener empatía, ponte en el lugar de tu hijo cuando lo corriges, explica siempre la razón de la corrección y lo que se espera de tu hijo o hija.
  • No olvides expresar tu amor y ternura, que esté seguro que la razón por la que lo corregimos es porque lo amamos y tenemos un compromiso con Dios para entrenarlo y hacerlo un campeón.
  • Ora por tu hijo, que sepa que Dios está siempre a su lado y Él le ayudará a superar esas deficiencias.

Por: Marco y Martha Claudia Mosquera