En la vida cotidiana, nos encontramos en situaciones donde debemos tomar decisiones sobre a quién seguir, en quién depositar nuestra confianza, cómo actuar y qué responder. La pregunta es: ¿Eliges escuchar a tu corazón o a Dios?

 

 

La Biblia nos advierte sobre la naturaleza engañosa y perversa del corazón humano. En Jeremías 17:9 (NTV) se menciona: «El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?» Por lo tanto, se nos aconseja no confiar ciegamente en nuestro corazón.

 

Aunque aquellos que han nacido de nuevo tienen una nueva naturaleza y un nuevo corazón, seguimos en un proceso de santificación progresiva. Por lo tanto, debemos tener cuidado y no dejar que nuestro corazón sea nuestra única guía.

 

La decisión de a quién seguir depende de nuestras acciones y elecciones. Si reflexionamos sobre en quién estamos depositando nuestra confianza, podemos corregir nuestro camino y seguir la dirección correcta.

 

Es importante destacar que poner nuestra confianza en seres humanos o en nuestra propia fuerza nos llevará a la desilusión y a resultados desfavorables. Jeremías 17:5-6 (NTV) advierte: «Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor. Son como los arbustos raquíticos del desierto, sin esperanza para el futuro. Vivirán en lugares desolados, en tierra despoblada y salada.»

 

Por tanto, hoy es un buen día para reflexionar y dejar de lado cualquier otro punto de apoyo en el que hayamos confiado. Debemos decidir en quién pondremos nuestra confianza y seguir a Dios.

 

La promesa de Dios es la siguiente: «Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza. Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas. A esos árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto.»