Seguramente has escuchado casos como éstos. Un matrimonio con creencias divididas o parejas que no compaginan en la fe. Por ello hoy queremos traerte consejos y guía para saber gestionar de mejor manera la relación.

 

Lo primero es descansar en el conocimiento de que Dios nos ama y trabaja incansablemente para acercarnos a Él.

Debemos recordar que somos una biblia leía y que, gracias a nuestro testimonio, podemos encaminar a nuestra pareja y demostrarle que en Jesús encontramos la verdadera felicidad y vida eterna.

 

1 Pedro 3:1 dice:
De la misma manera, esposas, obedezcan a sus esposos. Si algún esposo no le cree a la palabra de Dios, podrá ser convencido sin que se le tenga que decir una sola palabra, sino a través de la conducta de ustedes

 

Si un creyente está casado con una mujer que no es creyente y ella está dispuesta a seguir viviendo con él, no debe abandonarla. Y, si una creyente tiene un esposo que no es creyente y él está dispuesto a seguir viviendo con ella, no debe abandonarlo. Pues la esposa creyente da santidad a su matrimonio, y el esposo creyente da santidad al suyo.

  • Acepta a tu cónyuge tal como es.
  • No critiques.
  • Cumple tu rol.
  • Modela a Jesús.

 

Es normal tener diferencias, no intentes cambiar a tu pareja para que se ajuste a tus expectativas. Espera en Dios, y espera cada día ver el milagro de su vida en Jesús, mientras celebras cada una de las razones por las que te casaste.

 

Si tu pareja no es cristiana, no le critiques por no compartir tu fe. Criticar a tu pareja puede tener efectos perjudiciales en la relación, y destruir los cimientos de la confianza y el respeto mutuo.

 

Si eres una mujer creyente, cumple tu rol aunque tu esposo no lo sea. Ayúdalo, acompáñalo, hazle bien. De igual modo, haz lo mismo si eres un hombre y tienes a tu esposa no creyente.

Ora, la oración por tu pareja es una herramienta poderosa y no debes dejarla como el último recurso. En la oración es donde se aligeran las cargas y las tensiones del matrimonio. Si has estado orando por tu pareja para que conozca o se reconcilie con Jesús, vuelve a retomar la oración. Pero con fe.

 

Recuerda: El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
(1 Corintios 13:4-5)

 

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