No quiero vivir sin mirar a la gente con una capacidad diferente, porque les falta o le sobra algo. Al contrario, de ellos he aprendido que valoran más lo que no tienen y esto no les ha impedido triunfar.

No quiero vivir sin detenerme a ayudar conociendo que hay tanta necesidad.

No quiero vivir sin decirle gracias a Dios sólo cuando me da algo, al contrario, quiero decirle; gracias Dios por todo lo que no me has dado.

No quiero vivir sin dejar de escuchar el cantar de los pajaritos al amanecer, pues allí he descubierto una esencia musical, sin instrumentos creados por el hombre.

No quiero vivir sin disfrutar cada día, y vivir cada segundo con plenitud y gratitud a Dios.

Por eso hoy, no quiero vivir sin amar a los que no me aman, porque si amo sólo a los que me aman, entonces ¿qué sentido tendría la cruz en mi vida? Es en esa cruz, donde Dios me mostró el verdadero amor.

“En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor”.

Proverbios 8:35 | NVI

 

Mayra Plaza