Ser buenos administradores de las bendiciones de Dios

La provisión de nuestro Dios de trabajo, sueldo, bienes, etc., es una bendición de la cual estamos muy agradecidos y una manera de mostrar esta gratitud y de una buena administración de la misma es honrando a Dios con todo lo que recibimos.

I) Es necesario cambiar nuestra actitud de dueños a administradores: Dios es el dueño… usted el administrador.

Recuerdo haber leído en algún lugar que dos de las palabras más usadas en el idioma inglés son los pronombres “yo” y “mío”. No es de extrañarnos que estas palabras sean las más empleadas por todas las personas (aún en el español), ya que ambas dejan en evidencia nuestra naturaleza pecaminosa. La primera “Yo” hace referencia al egoísmo del ser humano y la segunda “Mío” (que es un pronombre posesivo), indica la actitud equivocada que tomamos ante las bendiciones que Dios nos da (sean estas materiales, familiares o espirituales), todos los seres humanos nos hacemos dueños de las cosas aunque no nos pertenecen.

Hagamos una prueba sencilla: ¿Ha observado usted cuál es una de las primeras palabras que aprenden a decir los niños? – es la palabra ¡Mío!, si usted le pregunta a algún pequeño ¿de quién es esta comida? Le dirá -¡Mía!, ¿de quién es este juguete? ¡Mío!… el problema es que muchos llegamos a adultos y seguimos pensando que las cosas son nuestras: “mi ropa” , “mi casa” , “mi carro”, “mi dinero”, “mi negocio” …

Para poder honrar a Dios con nuestros bienes debemos entender que Él es dueño y que nosotros somos simples administradores de todo lo que nos da.

Vamos a Génesis 2:15: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”.

¿Para qué puso Dios al hombre en el huerto? –Para que lo administrara, no para que fuera o se creyera el dueño. ¿Cuál es la diferencia entre un dueño y un administrador? Que el dueño no tiene que rendirle cuentas a nadie y puede hacer lo que desee con sus posiciones, en cambio un administrador (o mayordomo) sabe que lo que tiene no es de él y por lo tanto debe hacer buen uso de esos recursos ya que algún día deberá entregar cuentas al dueño. Piense por un momento en todo lo que usted tiene ¿Usted qué es dueño o administrador?

Cuando entendemos que Dios es el dueño de todo lo que tenemos y no nosotros, sucederán varias cosas: 1-Seremos más responsables en el uso de nuestro dinero (o recursos), 2- dejaremos a una lado cualquier altivez u orgullo producto del dinero (ya que Dios es el dueño y no yo), 3-seremos más agradecidos, 4-seremos más generosos.

II) Honramos a Dios cuando damos
El dar nos hace parecernos más a Dios, ¿por qué? recuerda qué dice el versículo más famoso de la Escritura: Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dadoa su Hijo Unigénito para que todo aquel en él cree no se pierda más tenga vida eterna…” Dios es el mejor ejemplo en cuanto a dar, él dio lo más valioso que tiene, su único Hijo, ¿para qué? – para salvar y bendecir a quienes no lo merecían, es decir a usted y a mí; por eso cuando usted da o comparte de lo que tiene con otros, Dios se siente honrado, porque usted está imitando su carácter.

A parte de usar nuestros bienes para ayudar a otros, nosotros también honramos a Dios cuando contribuimos económicamente al sostenimiento de su obra ¿Cómo? Por medio de nuestras ofrendas y diezmos. Y aunque no vamos a profundizar en esos temas, le quiero dejar 5 principios para dar a la manera Bíblica:
¿Cómo debemos dar?

A) GENEROSAMENTE
2 Corintios 9:6 6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
Aquí podemos aprender una verdad “el generoso nunca pierde”… aunque no se haga rico económicamente por haber dado, siempre podrá cosechar personas agradecidas, nuevos amigos y alegría en su corazón.

B) VOLUNTARIAMENTE y CON ALEGRÍA
2 Corintios 9:7 7Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
Somos nosotros mismos quienes debemos decidir hacerlo, el mismo pasaje dice que no lo debemos hacer ni con tristeza “ni por necesidad” o por obligación. Si usted va a dar algo a alguien, si va ofrendar o a diezmar, primero debe decidirlo en su corazón y hacerlo voluntariamente.
Apliquemos esto a la ofrenda ¿dispone usted de antemano lo que va a dar o da lo que le sale en la cartera en el momento de recogerla? -algunos meten la mano en la bosa deseando que solo salgan centavitos y si es un billete mejor no dan. Recuerde que no se trata de la cantidad pero lo mejor sería decidir desde que estamos nuestra casa cuanto es lo que daremos al Señor.
¿Es posible dar y sentirse triste? -Si lo hicimos con la actitud incorrecta sí. Dios desea que cuando demos lo hagamos voluntariamente y con alegría, esa debe ser nuestra actitud.

C) REGULARMENTE
1 Corintios 16:2 2Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Aunque en este pasaje Pablo está hablando de una ofrenda especial que se recogía para los hermanos necesitados en Jerusalén, podemos aprender un principio que se aplica para nosotros hoy, y es que debemos dar “con regularidad” no solo para ocasiones especiales sino con cierta frecuencia, por eso Pablo les dice a los hermanos que lo hagan “cada primer día de la semana…” ¿Cada cuánto da usted?
La regularidad es constancia y esto nos lleva a madurez por el compromiso que implica con Dios porque significa el mantenerlo por convicción de que lo hago para El.

D) SIN TROMPETAS
Mateo 6:2-4  “Cuando, pues, des ofrenda, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des, tu ofrenda no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu ofrenda en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

“Debemos dar sin publicarlo, y que sea Dios, quien ve en lo secreto quien nos recompense en público”

Beneficios de dar:

  • -Cada vez que damos con la actitud correcta nos parecemos más a Dios
  • -El dar trae bendición a nuestra vida, Jesús dijo “…Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20.35)
  • -Dios no dejará sin sustento a los que tienen un corazón generoso. (2 Cor 9:6)

Por Marco y Martha Claudia Mosquera