En la Biblia se encuentran enseñanzas claras que nos ayudan a comprender que la masturbación no debería formar parte de nuestra vida, ya que afecta nuestras relaciones tanto con los demás como con Dios.

Por ejemplo, 1 Tesalonicenses 4:3-6 nos insta a apartarnos de la inmoralidad sexual y a ser santos.

¿Es un pecado?

La inmoralidad sexual se considera un pecado según la Biblia y la masturbación se cataloga como un pecado sexual debido a la lujuria, la idolatría y la falta de dominio propio.

Jesús enseñó que el simple deseo sexual hacia otra persona ya constituye un pecado, y en el acto de la masturbación siempre se idealiza un escenario sexual.

La masturbación también muestra una falta de dominio propio.

Según la Biblia, el dominio propio es uno de los frutos del Espíritu Santo. Si no podemos resistir la tentación de satisfacer nuestros deseos sexuales, estamos rechazando al Espíritu Santo y demostrando que no tenemos a Jesús en nuestras vidas.

Dios nos da la capacidad de resistir y controlar nuestros impulsos, por lo que la práctica de la masturbación indica que preferimos nuestro propio placer antes que someternos a la voluntad de Dios.

¿Es idolatría?

La masturbación puede ser considerada una forma de idolatría. La idolatría no se limita a adorar imágenes, sino también a reemplazar a Dios como prioridad en nuestras vidas.

Al practicar la masturbación, estamos poniendo nuestro deseo sexual por encima de Dios, ya que no buscamos agradarlo primero, sino sentirnos bien con nosotros mismos.

¿La masturbación nos aleja de Dios?

Jesús nos liberó del pecado a través de su sacrificio en la cruz, pero cuando nos volvemos esclavos de la masturbación, estamos rechazando esa libertad y regresando a una vida de servidumbre al pecado.

La masturbación también revela lo que hay en nuestro corazón. Muchas personas la utilizan como una vía de escape ante situaciones emocionales o sentimentales, en lugar de recurrir a Dios en busca de ayuda.

Esta práctica revela a quién amamos realmente: a Dios o al pecado. Sin embargo, aún es posible corregir nuestro camino y acudir a Jesús para pedir perdón y enfrentar estas situaciones de manera adecuada.

 

Pasos para enfrenrarla:

1.Reconoce tu deseo de cambiar: El primer paso es reconocer que deseas dejar la masturbación y que es importante para ti. Este reconocimiento te dará la motivación necesaria para seguir adelante.

2.Ora y pídele a Dios guía: Sólo en Dios encontramos la fortaleza necesaria para enfrentar los retos diarios. 1 Corintios 16:13-15:  Manténganse siempre en estado de alerta, pero confiando en Cristo. Sean fuertes y valientes, y todo lo que hagan.

3.Establece metas realistas: Define metas realistas y alcanzables para ti mismo. Puedes comenzar reduciendo gradualmente la frecuencia de la masturbación o establecer días específicos sin participar en esta actividad.

4.Encuentra apoyo: Habla con alguien en quien confíes, como un amigo cercano, un líder, o un profesional de la salud, si sientes la necesidad de tener apoyo y orientación adicional en tu proceso.

5.Busca actividades alternativas: Encuentra actividades saludables y enriquecedoras que te mantengan ocupado y te ayuden a optimizar tu tiempo de manera positiva. Esto puede incluir el ejercicio físico, la lectura, o aprender nuevas habilidades.

Si estás pasando por una situación similar no dudes en acudir a los brazos del padre. Con tan sólo una oración en donde entregamos nuestro corazón y nuestras debilidades podemos tener la fuerza para salir adelante.