La actividad física es uno de los hábitos más saludables entre las personas de toda edad, pero se vuelve particularmente importante para quienes llegan a sus “años dorados” (tercera edad).
El sedentarismo, que se asocia con los niveles más altos de mortalidad, provocan una serie de enfermedades que en el caso de los adultos mayores puede generar males como la osteoporosis, la diabetes, la hipertensión, un alto nivel de colesterol o incluso de enfermedades cardiovasculares.
Es por ello que la actividad física tiene vital importancia en las personas de edad avanzada. Más allá de los beneficios físicos, el ejercicio también abre las posibilidades de socialización frente a la soledad del sedentarismo.
Hoy, te damos varias recomendaciones para que las pongas en práctica con tus papis o abuelitos.
Ejercicios aeróbicos
Exigen un esfuerzo constante durante un periodo prolongado de tiempo, manteniendo siempre la misma intensidad. Los más comunes suelen ser el caminar o andar en bicicleta. Muchos escogen la bicicleta estática en estos casos para evitar otros problemas asociados como pueden ser el equilibrio o demás peligros externos.
Frecuencia ideal: Cuatro o cinco días por semana, media hora por sesión.
Ejercicios de flexibilidad
Con la edad perdemos flexibilidad conforme nuestras articulaciones van endureciéndose. Por ello es recomendable realizar actividades de estiramientos activos y pasivos. Así, logramos una mayor flexibilidad en músculos y ligamentos cosa que dará al anciano un mayor grado de independencia en sus labores cotidianas. Con esto, evitamos la disminución o pérdida de movimiento en una articulación debido a la fusión de sus componentes.
Frecuencia ideal: Dos días a la semana con sesiones de 30 minutos. De preferencia, que los realice un fisioterapeuta.
Ejercicios de equilibrio
La pérdida del equilibrio puede ser una de las principales causas de pérdida de calidad de vida e independencia en personas de la tercera edad. Es por ello que los ejercicios lentos para mantener el equilibrio son de gran ayuda en el proceso de envejecimiento. Algunas prácticas recomendables son caminar encima de una línea recta, subir y bajar escalones pausadamente o incluso realizar Taichi.
Frecuencia ideal: Cinco días a la semana.
Ejercicios de resistencia
Otro de los males asociados al envejecimiento es la fragilidad y pérdida de la masa muscular. Para combatirlo es importante realizar ejercicios suaves de musculación que nos permitan fortalecer nuestra musculatura, como el levantamiento de pesas ligeras. También podemos trabajar los músculos de las extremidades inferiores mediante la bicicleta por ejemplo. Gracias a esto logramos una mayor fuerza, equilibrio, capacidad aeróbica, flexibilidad y velocidad.
Frecuencia ideal: Tres días a la semana, con la intensidad y duración que mejor se ajuste a cada individuo.
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