La ternura es un sentimiento que requiere entrenamiento, principalmente en el lado de los hombres, porque un hombre naturalmente no rebosa de ternura –al menos no como una mujer desearía y necesitaría-. Para muchos hombres entrar en una zona de ternura puede significar entrar en un terreno riesgoso, pues lo pone en un espacio de vulnerabilidad debido a que sus expresiones de ternura no suelen ser acertadas según la percepción de una mujer. Por ello los hombres debemos aprender de Dios, nuestro Creador y Señor, la manera de desarrollar un profundo nivel de ternura como un signo de hombría. Esto significa que uno de los rasgos de madurez en un hombre es la ternura.

El apóstol Pablo dijo: “Cuando yo era niño, mi manera de hablar y de pensar y razonar era la de un niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé atrás las cuestiones típicas de un niño”. ¿Qué significa ser “Hombre”? Implica asumir la responsabilidad de sus decisiones y emociones porque “El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable… No es grosero ni egoísta. No se enoja por cualquier cosa… (1 Corintios 13:4ª,5ª TLA).

De acuerdo al apóstol Pablo, la manifestación de ternura está íntimamente relacionada con ser paciente, afectivo, agradable, gentil, comedido, cortés y galante. Cuando un hombre se entrena en la expresión de estas emociones entonces será ese hombre adulto, maduro, que ha crecido; es decir, el hombre tierno que anhela una mujer. Entrenarse en el arte de la ternura no es una opción a elegir sino un imperativo urgente por cumplir. ¿Te decides a ser hombre?

Por: Duval Rueda