1. Sé paciente. Una muestra de madurez es la elasticidad emocional tanto como la resistencia a la presión. La paciencia pule la aspereza.

2. ¡Cuida lo que dices! Aun cuando sea una broma o una conversación, no puedes hablar mal de ninguna persona o ser agresiva, porque eso no es de gente buena y hará que alguien se sienta incómodo y se enoje. A veces, podrías no saber qué sale de tu boca o piensas que es gracioso, pero no lo es y a veces esa persona se puede reír, pero en su corazón está lastimada y no piensa que eres una buena persona.

3. Respeta a la otra persona por su dignidad, así entonces automáticamente las personas te verán como un amigo bueno y considerado.

4. Desarrolla un buen sentido del humor. Todos aprecian a las personas que pueden aliviar la tensión en el ambiente y hacerlos reír. Un buen sentido del humor puede dar muy buenos resultados. Cuando los demás sepan que eres bromista y que buscas pasar un buen rato, querrán unirse. También es una buena manera de ser accesible porque las personas sabrán qué decir ¡y también sabrán que pueden bromear contigo! De esa manera, todos ganan.

5. Reconoce la reciprocidad. Si bien es importante hacer esfuerzos por ayudar a la otra persona, hazlo de manera genuina y por interés real, no como una condición.