Existen muchas sensaciones y emociones que se presentan en un paciente con cáncer. Una de las primeras es el temor a morir. Todos sabemos que en algún momento eso va a pasar,  pero no estamos preparados para afrontar nuestra partida.

Otra situación que atraviesa el paciente es frustración, el hecho de pensar que no podrá culminar proyectos de vida: sean personales, laborales o con sus seres queridos, por esto considera que no es justo no poder culminar  esas aspiraciones.

La parte física es otro aspecto que se ve afectado. De manera general, el ser humano es narcisista y siempre tiene el deseo de verse y sentirse bien. El hecho de saber que se realizará un tratamiento con quimioterapia, se asocia de forma inmediata con la caída del cabello, para una persona acostumbrada a verse siempre con su cabello, la pérdida del mismo, no será bien recibida, por ende, esto también la perturba.

Todas estas situaciones crean en el paciente muchos temores, angustia, depresión, enojo; son emociones que va atravesar. Cuando la enfermedad empieza a generarse, el paciente siente vacíos afectivos, va a sentir depresión, sobre todo, porque el dolor que su cuerpo sentirá lo desestabilizará emocionalmente, psicológicamente y espiritualmente. Por eso es importante que reciba ayuda de forma inmediata.

Es muy importante la preparación de la familia, que ellos sepan, cómo deben tratar a su familiar con cáncer. Deben permitirles expresar sus emociones, no callar, ni reprimir nada de lo que esté sintiendo. El paciente tiene todo el derecho a expresar lo que siente.

Si estás atravesando un proceso de cáncer, tienes que pensar que no es el final de tu vida. Dios es el único que tiene el control de todo. Deposita toda tu confianza Él. Dios tiene planes de bienestar y no de calamidad, dice en su palabra, sea cual sea el diagnóstico que te diga el doctor,  así que aférrate a sus promesas.

Dios te dará  la paz que necesitas, para que este tiempo lo vivas  como un proceso normal.

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor”. Jeremías 29:11

Psicóloga Ivonne Vayas