No es un misterio de la ciencia moderna que los hombres y mujeres somos muy distintos, criados de forma distinta, en nuestros ADN hay marcados genes que nos van diferenciando en la medida que crecemos y nos vamos haciendo seres más complejos e interpretamos el mundo que nos rodea de maneras distintas, por ejemplo:

  1. Frente al dinero

Hombres: Pagarán 2 dólares por algo que en realidad cuesta medio dólar, pero lo necesitan.

Mujeres: Pagarán medio dólar por algo que cuesta dos y que en realidad no necesitan, pero que estaba en oferta.

  1. Frente al matrimonio

Mujeres: Se casan con la esperanza de que el hombre cambie, pero al final se resigna porque no cambia.

Hombres: Se casan con la esperanza de que ella no cambie, pero al final se resigna porque sí cambia.

  1. Frente a la vestimenta

Mujeres: Se vestirán bien para ir de compras, para regar las plantas, para sacar la basura, para llevar a los niños a la escuela y para ir a cenar.

Hombres: Se vestirán bien para ir a un funeral o a una boda.

  1. Frente a las discusiones

Mujeres: Tendrán la última palabra, siempre, en cualquier discusión.

Hombres: Cualquier cosa que el hombre diga después de la última palabra de la mujer es en realidad el inicio de una nueva discusión.

A pesar de las diferencias, ¿Qué significa para ti tu cónyuge? Te invito a reflexionar alrededor de estas ideas:

  1. Tu cónyuge, después de Dios, no es solo algo importante, lo es todo.
  2. El vínculo que te une a tu cónyuge no es de sangre, es de sangre, alma y espíritu.
  3. Un hombre viaja alrededor del mundo para buscar lo que necesita y vuelve a su hogar para encontrarlo.
  4. Todos los matromonios felices se parecen; todo matromonio infeliz es infeliz a su manera.

A pesar de las diferencias, estamos unidos a nuestro cónyuge más que por un sello legal, por el sello de amor. Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro.
Como llama divina es el fuego ardient del amor. (Cantares 8:6 NVI)

Por Duval Rueda