Esto dicen la ciencia y la religión al respecto
Erika Patricia Otero
Mi abuela materna murió en mi casa, lugar donde aún vivo, en el año 1997. Yo jamás en mi vida había visto un fantasma, así que decir que creía en ellos hubiera sido una mentira. Si a esto le sumas que estaba estudiando psicología, carrera donde te enseñan el método científico: Sólo cuenta lo medible y cuantificable, pues ya me dirás.
Lo cierto es que no tenía ni idea de lo que eran los fantasmas, hasta que una noche mientras trataba de dormir, 8 días después de la muerte de mi amada abuela, la vi pasar caminando frente a mi habitación en dirección al baño.
Debo admitir que tras su «visita espiritual» me quedé pasmada. ¿Qué cómo supe que era ella? Bueno, la figura era difusa, sin embargo, la pude distinguir por su altura y forma de su cuerpo, el movimiento era extraño, pero era ella, lo supe por lo que sentí. Esa experiencia la guardé para mí, pero pasó de nuevo dos días después, y ya jamás volví a verla. De una forma u otra supe que ella había dejado de sufrir y ahora estaba donde merecía, descansando.
Una respuesta buscada y necesaria
Para muchas personas el anhelo más grande al morir alguien que aman, es saber si «está bien al otro lado». Bueno, esto para quienes creen en la vida después de la muerte. Por esta razón, buscan de una forma u otra obtener ese conocimiento o tener ese contacto tan esperado, solo para tener el consuelo de verlo por una última vez.
Quizás yo la vi de esa manera porque desde que supe que tenía cáncer en etapa terminal, todo lo que me decía era que ella ya no merecía más sufrimiento en su vida. Mi abuela sufrió cosas que estoy segura jamás le dijo a mi madre, esas son cosas que se intuyen. Por eso me dije que ahora que se venía a vivir con nosotras, merecía la mejor vida que pudiéramos darle.
Supe de su enfermedad y comencé a orar para que su sufrimiento fuera mínimo y no se prolongara. Y sí, aunque la ví padecer las últimas 2 semanas de su vida, sé que tuvo la paz que necesitaba y se había ganado con creces.
Así como a mí, le pasa a muchas personas. Algunos los ven, otros sienten su aroma o los sienten cerca sentándose a los pies de la cama mientras intentan dormir. A mi madre le ocurre cuando está triste; siente la mano de mi abuela acariciándole el hombro como consolándola, y de inmediato siente paz.
Quizás se deba a que deseamos saber que nuestra familia y amigos que dejaron este mundo están bien, y que de verdad existe la posibilidad de volver a encontrarnos con ellos, que experimentamos esa sensación. Es así como esas presencias fantasmales, aunque en un inicio dan miedo, también otorgan consuelo.
Pese a toda esta experiencia espiritual tan valiosa para nosotros, la ciencia dice lo contrario.
La ciencia y las presencias fantasma
El equipo del científico Giulio Rognini, del Instituto Federal Suizo de Tecnología, llevó a cabo un estudio para identificar las áreas del cerebro que se veían comprometidas en la «sensación de presencias fantasmas». Este fue publicado en 2014 en la revista Current Biology.
Lo que Rognini y su equipo hallaron fue muy interesante. Ellos manifestaron que las personas siempre catalogaban la presencia como “muy real”; añadieron además que las personas sostienen que»sienten la presencia de alguien», aunque no pueden ver a nadie.
El estudio explica que la experiencia de sentir la presencia de alguien que no existe» fue manifestada por personas que tenían algún tipo de «defunción en las regiones del cerebro asociadas con la auto conciencia, el movimiento y la posición del cuerpo en el espacio.
La conclusión a la que llegó el equipo investigador es que la sensación de «sentir a alguien que no está» se da por una confusión del cerebro al calcular mal la posición del propio cuerpo, esto lo lleva a atribuir que hay «alguien más» a su lado, una persona que no pueden ver.
Las visitas espirituales y la religión al respecto
Sentir cerca a un ser querido que murió, ya sea porque sientes su perfume o simplemente sabes que está cerca, siempre es un aliciente para quienes creemos en la posibilidad de ese amoroso contacto que vienen del otro lado.
Al respecto, muchas religiones siempre han enseñado la existencia de la vida después de la muerte; además de la existencia de seres espirituales que están a nuestro lado para acompañarnos, guiarnos y consolarnos, estoy hablando más específicamente de los ángeles.
Ángeles
Si te soy honesta, creo firmemente en la asistencia de estos seres espirituales tan maravillosos creados por Dios para ayudarnos en el árduo camino de la vida.
A lo largo de las escrituras sagradas hay una buena cantidad de menciones sobre los ángeles. para no ir más lejos está el ejemplo del ángel anunciador Gabriel de la concepción de Jesús, o incluso de la lucha de los ángeles al mando de Miguel arcángel, que no es para nada desconocido.
Pero también hay otro tipo de ángeles que para bien o para mal intervienen en la vida de las personas, estoy hablando de los demonios.
Demonios
De ellos también se habla mucho en las escrituras sagradas. Se sabe que los demonios no son más que ángeles que «cayeron de la gracia de Dios»; es decir, se revelaron a servir al propósito de Dios y por lo tanto fueron echados del cielo y enviados a la tierra para hacer de la existencia de los seres humanos un reto constante y perpetuo.
Los demonios lo que hacen es tentarnos y ponernos a prueba. Nos enfrentan de la peor manera a nuestras debilidades y nos llevan a caer si somos débiles y flaqueamos. Si lo vemos por el lado positivo, la labor de ellos es hacer que nos enfrentemos a lo peor de nosotros mismos y elijamos si ser fuertes o débiles. Por supuesto, el fuerte se gana el paraíso y el débil al morir va al infierno, pero esto, por supuesto ya depende de las creencias de cada uno de nosotros.
Personalmente creo en la vida espiritual, creo en la vida después de esta y en la influencia de los ángeles (buenos o malos) en nuestra existencia. La ciencia podrá tener sus razones empíricas, pero nadie nos quita la posibilidad de creer lo sempiterno.
Y tú ¿has tenido alguna vez algún encuentro con tus seres queridos fallecidos?
Fuente: familias.com
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