En un episodio reciente del show televisivo La Voz, una concursante entre sollozos, le dijo al juez cuando la escogió para su grupo: “No te imaginas cuánto significa que me digas que soy hermosa, perfecta”, siempre he luchado con mi autoestima, he sido el blanco de las burlas de otros por mi aspecto”.
Las palabras dejan huellas profundas, nos pueden edificar, o nos pueden destrozar emocionalmente. Muchas personas, aun en edad adulta, recuerdan con exactitud cuando sus padres les dijeron palabras de aprobación o palabras negativas.
En el libro La Bendición de J. Trent y G. Smalley se ofrecen cinco elementos que ayudan a incorporar la práctica de la bendición en la vida cotidiana y así crear experiencias positivas en el hogar y fuertes vínculos entre los miembros de la familia.
Comentaremos sobre el segundo elemento: Un mensaje hablado.
Dios siempre ha comunicado la bendición por medio de sus palabras. Así lo hizo cuando envió a su Hijo a comunicar su amor y plan completo de redención. El Verbo (Palabra) “Se hizo carne y habitó entre nosotros”. (Juan 1:14).
Las palabras de amor, respeto, ánimo y apoyo deben ser dichas desde el momento en que nacen los hijos y continuar durante toda su vida. Pero muchas veces la falta de tiempo o el “luego se lo digo”, les dejan a los niños sin una bendición que necesitan hoy. El no bendecir a los hijos puede comunicarles algo muy diferente al amor y aceptación.
Algunos niños que no escuchan palabras de afirmación, tienden a esforzarse mucho en todo lo que hacen porque se dan cuenta que solamente al obtener logros espectaculares, sus padres los van a elogiar. Otros, al entender que no pueden hacer nada por escuchar esas ansiadas palabras de amor y aceptación, se muestran abstraídos, apáticos y pueden llegar a sufrir depresión.
Tenemos la habilidad de comunicar bendición a través de la palabra hablada a nuestros hijos. Esta noche, antes que sus hijos duerman, dígales cuán importantes son para usted, cuán orgulloso está de ser su papá o mamá, que son la mejor cosa que le ha podido pasar y que siempre serán amados por usted. Y luego…deles un beso y abrazo fuerte!
Proverbios 18:21 dice: “La muerte y la vida están en el poder de la lengua”. Usemos nuestras palabras para dar vida.
Por Anabella Cabezas, Directora de Medios, Misión HCJB La Voz de los Andes – Ecuador
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