En medio del dolor, la confusión o incluso la rutina, muchas veces nos acercamos a Dios con una lista de peticiones esperando respuestas inmediatas. Pero hay momentos en los que Dios no responde con lo que queremos… sino con lo que realmente necesitamos.
En Jeremías 33:3, Dios le habla al profeta mientras está preso. Está viviendo uno de los momentos más oscuros de su vida, y justo ahí, Dios le dice:
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
¡Qué increíble! Dios no le promete liberarlo de inmediato, ni le asegura una solución rápida, sino que le ofrece revelación. En otras palabras: «Jeremías, clama. No te voy a dar lo que tú esperas, te voy a mostrar lo que tú no puedes ver desde donde estás.»
🔍 Orar no es solo pedir, es ver con otros ojos
Dios no siempre responde a nuestra oración con una salida rápida. A veces la respuesta es visión, entendimiento, dirección o incluso paz para permanecer firmes en medio del proceso.
“Ora, y yo te mostraré lo que no sabes”, dice el Señor.
⏳ La oración es previa, no reactiva
Muchos oramos después de actuar, después de caer, después de tomar una decisión. Pero la oración no debe ser un recurso de emergencia; debe ser nuestra primera respuesta. Es en la oración donde Dios nos puede revelar lo que aún no conocemos, para no tropezar en la oscuridad.
💡 Cuando todo va mal… ora
A veces no sentimos deseos de orar. Estamos frustrados, agotados, sin fe. Pero es ahí cuando más debemos hacerlo. La oración no depende de nuestro ánimo, sino de nuestra necesidad espiritual.
Efesios 6:18 dice: “Orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu…”
✨ La oración lo transforma todo
Sí, la oración puede abrir puertas, sanar corazones y cambiar circunstancias… pero sobre todo, nos transforma a nosotros. Nos alinea con la voluntad del Padre. Nos enseña que el amor de Dios no siempre nos da lo que pedimos, pero sí lo que más necesitamos.
🙌 Conclusión
No dejes de orar. Ora cuando todo está bien, y también cuando todo parece estar mal. Ora no solo para que Dios cambie las cosas, sino para que te muestre lo que no puedes ver. Porque muchas veces, no es la situación la que necesita cambiar, sino tu perspectiva.
Y recuerda:
Dios no responde a tus caprichos, sino a tu propósito.
Él no te da siempre lo que deseas…
te da lo que tu alma necesita.
Somos Hcjb2
Deja tu comentario