¿Qué falta en el corazón del ser humano?
Falta que yo salga y comparta del amor de Dios. Ese amor es la misión de Dios para la iglesia.
Conocer de tristes realidades conmueve nuestro corazón. En medio de acontecimientos dolorosos, podemos mostrar que aún hay esperanza en Dios.
Antes vivíamos separados del Señor, ahora conocemos y sabemos el significado del amor de Dios. Nuestras vidas fueron transformadas, desde entonces ha existido un crecimiento en algunos aspectos ministeriales, pero, hay que tener presente que esto no es suficiente para el cumplimiento de la misión de Dios.
La gran comisión nos obliga a abrir los ojos e identificar que la vida del cristiano va más allá de ser parte de un templo. El cristiano comprende que desde Génesis Dios ha hecho un pacto eterno para bendecir a todas las naciones por medio de Abraham. Al conocer la misión de Dios, no vivimos sin hacer algo al respecto. La misión emana la identidad de Dios y su hijo.
El mayor ejemplo de un movilizador es Dios; Él envío a su Hijo Jesús para salvación eterna de la humanidad. Jesús no sólo vino al mundo; Él fue enviado con una misión. En su bautismo Jesús recibió la afirmación de su verdadera identidad y misión. Él es el siervo, es el agente de la salvación de Dios, alcanzando todos los límites de la tierra.
Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra”. Isaías 49:6 (RVR1960)
La misión del Rey Mesías era por un lado gobernar la tierra y recibir las naciones como herencia.
“Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra”. Salmos 2:8 (RVR1960)
La Biblia entera gira alrededor de la persona de Jesucristo y su misión. Esto es lo que está escrito: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Lucas 24:46-47 (NVI)
Conocemos que Dios perdonó nuestras fallas, hemos experimentado su amor, también comprendemos que la misión no es nuestra, es de Dios. Dios tiene a su Iglesia aquí para cumplir SU MISIÓN.
Ver cada día eventos negativos, dolorosos se puede prestar para confusión, “ya no hay nada que hacer” eso es falso; falta mucho por hacer.
¿Qué falta en el corazón del ser humano?
Falta que mostremos que el amor de Dios, es la mejor herramienta para que el corazón del ser humano sea transformado. Falta que participemos en la misión de Dios para redimir toda la creación.
Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos. Mateo 28:18-20 (NTV)
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