Hablar del llamado de Dios suele llenarnos de ilusión. Pensamos en propósitos, sueños cumplidos, vidas transformadas. Pero hay una verdad que a veces se olvida: servir a Dios también duele. Y no porque Él lo quiera así, sino porque seguir a Cristo es nadar contra la corriente. Implica renuncias, malentendidos y temporadas de profundo quebranto.

💔 Servir no siempre es celebrado

Jeremías fue llamado desde el vientre de su madre para ser profeta a las naciones. Pero su ministerio estuvo lleno de rechazo, amenazas y lágrimas. Llegó a decir:

“¡Maldito el día en que nací!” – Jeremías 20:14

Esteban, lleno del Espíritu Santo, habló con valentía… y fue apedreado hasta la muerte. Pablo fue azotado, encarcelado, naufragó y fue traicionado. Y Jesús, nuestro Salvador, fue despreciado y rechazado por los suyos.

Esto nos recuerda que el llamado no es sinónimo de comodidad. Servir al Señor es un honor, pero también es una cruz.

🌱 El dolor tiene propósito

Cuando lloras en silencio porque nadie ve tu esfuerzo.
Cuando sientes que tu entrega no tiene resultados.
Cuando das y das… y te quedas vacío.
Ahí también está Dios. No ausente. No indiferente. Está formando carácter eterno.

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.” – 2 Corintios 4:17

Dios no desperdicia el dolor de sus hijos. Lo convierte en crecimiento, en sensibilidad, en autoridad espiritual.

🙌 No te bajes de la cruz

Jesús no se bajó de la cruz cuando dolía. La soportó por amor. Hoy, muchos desean los frutos del ministerio sin el proceso. Pero si queremos impactar de verdad, debemos aprender a permanecer. A confiar incluso cuando no entendemos. A seguir sirviendo aunque no sintamos.

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.” – Lucas 9:23

✨ Palabras finales

A ti que sirves. A ti que te cansas. A ti que sientes que nadie valora lo que haces:
Dios sí lo ve. Dios sí lo honra. Y Dios te está usando más de lo que imaginas.

No sueltes el arado. No dejes el altar. No abandones tu llamado. El dolor que hoy enfrentas dará fruto eterno.

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