Querida mamá,
Si estás leyendo esto con los ojos llenos de lágrimas o el pecho apretado… quiero decirte algo desde el alma: Dios te ve. Dios te ama. Y no estás sola.

Quizá él se fue. Quizá un día dejó de llegar, dejó de escuchar, dejó de ser ese compañero que prometió estar. Y tú te quedaste recogiendo los pedazos, haciendo de tripas corazón para levantarte cada mañana por tus hijos.

Sé que hay noches en las que te preguntas: ¿Cómo llegamos aquí? ¿Qué hice mal? ¿Cómo le explico esto a mis hijos sin romperlos también?
Y en medio de todo, aún haces desayunos, aún ayudas con tareas, aún sonríes para no preocuparlos… aunque por dentro estés cayéndote a pedazos.

🕊️ Dios es tu esposo, y no te dejará sola

En Isaías 54:5 hay una promesa para mujeres como tú:

“Tu esposo es tu Hacedor… su nombre es el Señor Todopoderoso.”

Cuando el hombre se va, Dios se queda. Cuando el proveedor falla, Dios provee. Cuando el cariño humano se apaga, el amor eterno te cubre.
No es una frase bonita. Es una verdad espiritual que transforma realidades.

¿Y los hijos?

Dios también los está mirando.
Cuando te pregunten por qué papá no está, tal vez no tengas todas las respuestas, pero tienes algo más grande: la verdad y el consuelo.

Diles:
«Papá no está ahora, pero tú no tienes la culpa. Dios está con nosotros. Y Él va a cuidar de ti, de mí, de nuestro hogar.»
Y créelo tú también.

Dios puede hacer más con tu entrega que otros con su presencia ausente. Tu ternura, tus rodillas dobladas en oración, tu abrazo que cobija y tu fe que se niega a apagarse… ¡todo eso es una predicación viva para tus hijos!

Cuando el sustento también se va

Sé que no solo se fue él… también se fue la ayuda, la economía, el respaldo. Y aquí es donde Dios se revela como Jehová Jireh, el Dios que provee.
Tal vez no será como antes, pero nunca te faltará lo necesario. Verás milagros pequeños y grandes. Sentirás cómo el cielo mueve puertas, personas, incluso ideas que jamás imaginaste.

Dios es experto en multiplicar lo poco cuando hay fe.

¿Y ahora, cómo sigo?

Con pasos cortos. Con mucha oración. Con tu Biblia abierta. Pero sobre todo, con la seguridad de que Dios no te soltará la mano. Él no espera perfección de ti. Espera corazón.

No tienes que fingir ser fuerte. Solo necesitas ser una hija que se deja abrazar por su Padre.

📌 Consejos finales para esta nueva etapa

💠 Ora en voz alta con tus hijos. Aunque sean pequeños, ora junto a ellos cada noche. Enséñales que Dios no se ha ido.

💠 No te aísles. Acércate a mujeres de fe, busca un grupo de apoyo o consejería cristiana. No fuiste hecha para cargar sola.

💠 Haz de tu hogar un altar, no un campo de batalla. Llénalo de paz, de música que edifique, de palabras que sanen.

💠 Trabaja con sabiduría. Aunque estés cansada, pide a Dios creatividad para generar ingresos con dignidad, sin descuidarte ni descuidar tu hogar.

💠 Descansa en la gracia. Está bien si hoy no pudiste con todo. Está bien si lloraste frente a tus hijos. Dios no exige perfección, sino sinceridad.

🙏 Una oración desde lo profundo:

Señor, a veces siento que no puedo más. Pero aquí estoy. Con mis hijos, con mis lágrimas, con mi fe herida pero viva. Sé mi refugio, mi proveedor, mi consuelo. Llena los espacios que el abandono dejó. Enséñame a criar con amor, a perdonar sin perderme y a confiar incluso cuando el futuro me asusta. Amén.

Y recuerda esto, mamá valiente:
Tu historia no terminó cuando él se fue. Dios apenas la está escribiendo.

@RadioHcjb2