Seguir a Cristo es la mejor decisión que una persona puede tomar… pero también una de las más desafiantes.
Muchas veces, esa decisión trae consecuencias inesperadas: amistades que se enfrían, personas que ya no te invitan a salir, o incluso burlas por tu nueva manera de vivir.
No es fácil, y duele. Pero no estás solo: Jesús también fue rechazado, y Él entiende perfectamente lo que sientes.
No todos entenderán tu cambio.-
Cuando decides seguir a Cristo, tu manera de pensar, hablar y actuar cambia. Ya no disfrutas lo que antes parecía normal, porque el Espíritu Santo empieza a transformar tu corazón.
Eso incomoda a algunos. No porque les desees mal, sino porque la luz que hay en ti revela cosas que otros prefieren no mirar (Juan 3:19-20).
Y ahí ocurre el distanciamiento. No porque tú rechaces, sino porque tu nueva vida pone en evidencia lo que antes pasaba desapercibido.
“Si el mundo los odia, recuerden que a mí me odió primero.”
— Juan 15:18 (NTV)
Jesús también lo vivió:
Jesús fue abandonado por muchos de los que lo seguían cuando sus palabras se volvieron más profundas (Juan 6:66).
Pedro lo negó, Judas lo traicionó y los demás huyeron.
Sin embargo, Él nunca dejó de amar.
Cuando los amigos se alejan, Dios usa ese vacío para acercarte más a Él, y enseñarte que Su amistad es la más fiel y constante.
Dios te da nuevas amistades con propósito.-
A veces, perder amistades no es un castigo, sino una poda espiritual.
Dios quita lo que no da fruto, para que crezcas y florezcas en nuevas relaciones saludables.
Personas que te animen, te edifiquen, te impulsen a orar y te ayuden a mantener tu propósito.
No te aferres a lo que se fue; Dios tiene preparado un nuevo círculo de amigos que hablarán tu mismo idioma espiritual.
“El que anda con sabios se vuelve sabio, pero el que se junta con necios acaba mal.”
— Proverbios 13:20 (TLA)
Hoy queremos decirte que:
Seguir a Cristo no siempre te hará popular, pero te hará libre.
Tal vez hoy te sientas solo, pero no lo estás: Dios está formando tu carácter y tu fe.
La soledad puede doler, pero también es el terreno donde tu relación con Jesús se vuelve más íntima y real.
A veces Dios permite que te quedes solo, para que descubras que Él siempre estuvo contigo.
Oración para hacerla a solas en tu cuarto:
Señor, gracias porque me escogiste aun sabiendo que no todos entenderían mi decisión.
Ayúdame a mantenerme firme, aunque me duela perder amistades.
Rodéame de personas que te amen y me impulsen a seguirte con fidelidad.
Que mi vida refleje tu amor, aun hacia quienes se alejaron.
En el nombre de Jesús, amén.
Deja tu comentario