A veces, cuando pensamos en sanación, nos enfocamos en heridas físicas o recientes. Sin embargo, hay heridas que llevan mucho tiempo con nosotros y que, aunque ya estén cicatrizadas, aún pueden causar dolor. Sanar estas heridas cicatrizadas es un proceso importante para vivir una vida plena y en paz. Hoy queremos ayudarte a encontrar la paz después de una herida ocasionada por el mundo.
- Reconoce el Dolor
La primera etapa para sanar cualquier herida es reconocer que existe. Las heridas cicatrizadas, aunque ya no sangran, pueden seguir afectándonos. Puede ser dolor emocional, recuerdos dolorosos, o resentimientos no resueltos. Es importante ser honesto con nosotros mismos y admitir el dolor que aún sentimos.
(Juan 8:32) No dice: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”
Reconocer la verdad sobre nuestro dolor es el primer paso hacia la libertad.
- Busca la Ayuda de Dios
Dios es nuestro sanador y consolador. En momentos de dolor, debemos buscar su ayuda a través de la oración. Hablar con Dios sobre nuestras heridas, pedir su guía y confiar en su amor trae paz y claridad.
(Salmo 147:3): “Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”
Dios está dispuesto a sanar las heridas de nuestro corazón, y podemos confiar en su poder para hacerlo.
- Perdona y suelta
El perdón es crucial para sanar las heridas cicatrizadas. No siempre es fácil, pero liberar el resentimiento y el dolor nos libera a nosotros mismos. El perdón no significa olvidar, sino dejar de cargar con el peso del rencor.
Recordemos que Mateo 6:12 nos dice: “Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”
Al perdonar, seguimos el ejemplo de Jesús y encontramos libertad y paz.
- Restaura Relaciones
A veces, las heridas cicatrizadas afectan nuestras relaciones con los demás. Es útil intentar restaurar las relaciones dañadas, si es posible. La reconciliación puede traer sanidad y cerrar ciclos dolorosos.
Romanos 12:18: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”
Trabajar por la paz y la restauración en nuestras relaciones refleja el amor de Dios.
- Busca el Crecimiento Personal
Las heridas cicatrizadas pueden ser una oportunidad para el crecimiento personal y espiritual. A veces, las dificultades nos enseñan lecciones valiosas que fortalecen nuestra fe.
Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”. A través de las pruebas, Dios nos ayuda a crecer y madurar.
- Cobra nuevas fuerzas
No olvides cuidar de ti mismo en el proceso de sanación. Establecer hábitos saludables, rodearte de personas que te apoyen y seguir estudiando las Escrituras te ayudará a recuperarte y a encontrar nuevas fuerzas.
Isaías 40:31: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas”
Confía en Dios para renovar tus fuerzas y encontrar la sanidad que necesitas.
¡Él está contigo en cada paso del camino!
Si deseas agendar una consejería, puedes escribirnos al: 0982777733
Síguenos como: @radiohcjb2
Excelente, a veces se piensa que por haber recibido a Cristo ya todo está revuelto; y hay muchos cristianos con heridos en su corazón, y como en algún momento escuché decir a mi pastor «un corazón herido va a herir otros corazones».
Es tiempo de sanar, soltar y liberar para vivir en ese gozo pleno que nos ofrece nuestro amado Jesús 😊
Gracias por leernos, Wendy. Muy sabias palabrasa de parte de tu pastor.