Quizá este año te has preguntado si deberías poner árbol de Navidad en tu casa.
Has escuchado opiniones de todo tipo:
Que es pagano, que “abre puertas”, que un cristiano no debería tenerlo…
Y también escuchas a otros que lo ven como una tradición bonita y familiar.

Déjame hablarte con sinceridad y con paz.

 

Primero: ¿De dónde viene realmente el árbol de Navidad?

Muchas costumbres navideñas vienen de tradiciones europeas que simbolizaban la vida, la luz y la esperanza en invierno.
Con los años, el árbol se convirtió en un símbolo cultural, no en un objeto de adoración.

Y es importante entender esto:
el árbol moderno no es un acto espiritual pagano, es un adorno familiar que la gente usa para celebrar.

 

¿Qué dice la Biblia?

La Biblia no habla del árbol de Navidad.

Algunas personas mencionan Jeremías 10, pero ese pasaje se refiere a ídolos tallados para adorarlos, no a decoraciones del hogar.
Dios siempre enfatiza lo mismo:

👉 No adores objetos.
👉 No pongas tu corazón en algo creado en vez del Creador.

Un árbol, por sí mismo, no tiene poder espiritual.
El problema nunca es el objeto, sino el lugar que toma en tu corazón.

 

Entonces… ¿está bien ponerlo?

Sí, si tu conciencia está en paz y tu enfoque sigue siendo Jesús.
No, si te causa incomodidad o conflicto interno.

En la vida cristiana, hay cosas que no son de salvación, sino de convicción personal.

 

Lo más importante: Cristo sigue siendo el centro

Con árbol o sin árbol, la Navidad sigue recordándote una verdad eterna:

Jesús vino a salvar, a restaurar y a cambiar vidas.

No permitas que un adorno robe tu paz, ni que un debate te desenfoque de lo esencial:
predicar el evangelio, amar a la gente y ganarte almas para Cristo.

 

Ora antes de decidir

Dile al Señor:
“Señor, dame paz en mi decisión. Guía mi hogar y mi corazón.”

Y Él lo hará.

 

En resumen

Pon árbol si tu corazón está tranquilo.
No lo pongas si te roba la paz.
Pero en cualquier caso…
que Cristo brille más que cualquier luz navideña.