Tomado del libro El Regalo de ser Madre de Martha Claudia Lozano
“Una buena madre vale más que cien maestros de escuela” George Herbert
Dios puso en el interior de cada persona el deseo ardiente de ser y hacer algo grande con nuestras vidas, nos da anhelos profundos en nuestro corazón y Él es el único que puede concederlos. Dios es un soñador, Él ha depositado sus sueños en nosotros. Vayamos a Isaías 49:1-3 “Oídme, costas y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamo desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardo en su aljaba; y me dijo: mi siervo eres oh Israel porque en ti me gloriare”.
Vemos al profeta Isaías seguro del sueño que Dios tiene para su vida y como fue diseñado para cumplir su misión de vida. Cuando habla de ser una “saeta bruñida” nos declara que somos como flechas en las manos de Dios. Él anhela lanzarnos a un blanco perfecto, nos guarda en su aljaba para prepararnos y tenernos listos en su tiempo para realizar sus sueños. Nos da la capacidad de soñar y junto con ello, nos da la capacidad de cumplir nuestros sueños. Puedes estar seguro de que no naciste para ser una persona ordinaria, ya que nuestro Dios es Todopoderoso y nos lleva a ser extraordinarios, no naciste para ser una copia de un héroe o de alguien famoso, tú eres único y original, no pierdas tu valioso tiempo buscando ser una copia: ¡Para Dios, tú eres su mayor milagro!.
Cuando te decides a luchar por los sueños que Dios ha puesto en tu corazón, tus dones son activados y no importa el precio que tengas que pagar, tendrás la alegría de estar haciendo aquello para lo cual naciste..
Jesucristo nació con un gran sueño, volver el corazón del ser humano al corazón de Dios, restaurar la comunión del hombre con su Padre y luchó hasta dar su vida por lograr su sueño, tu y yo somos fruto de su sueño de vida.
Isaías 53:11 “Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho por su conocimiento, justificara mi siervo justo a muchos. Y llevará las iniquidades de ellos”.
Entendió su razón de ser y encontró su plenitud al vivirlo, para esto había nacido.
Isaías 61:1-3 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová: me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
La vida no es una carrera de cien metros planos, no es de velocidad ni de camino libre, es una carrera de resistencia con obstáculos, cada obstáculo te entrena para que descubras tus fortalezas, para forjar en ti el carácter de Cristo.
Dios invirtió lo mejor que tenia, su único Hijo, para vivir un gran sueño de amor: qué tú y yo regresáramos a Él. ¿Estás listo o lista para que Dios te tome en sus manos, tense su arco y te dirija al blanco, a la meta? La meta es ese sueño suyo que Él derramó en tú corazón, ese sueño que ahora es tuyo, ese sueño que al cumplirse estará dando en el blanco, en un propósito eterno.
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