La necesidad de cuidar a nuestra pareja, de darlo todo por ellos priorizar sus necesidades antes que la nuestra es algo que se da hoy en día con normalidad.

Hay que mantener un límite, un equilibrio. Uno puede amar a su pareja, querer mucho a sus padres o a sus amigos, pero nunca debemos llegar al extremo de olvidar las necesidades propias.

Wendy Darling, es esa muchacha que desde el primer día cose la sombra de Peter para que este no vuelva a perderla. Se preocupa por limpiar su casa, por atender a los niños perdidos. Hace todo por los demás porque es así como ella es feliz.

Características de las personas con el síndrome de Wendy

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  • Priorizan las necesidades de los demás
  • Sienten la necesidad de cuidar, de atender a los demás, porque ese es el modo en que sienten que hacen felices a los demás.
  • Priorizan las necesidades de los demás a las propias, de ahí que lleguen a sacrificar sus aficiones e incluso aquello que para ellas es importante.
  • Hacen las cosas porque así se sienten mejor
  • Para estas personas, cuidar es un modo de ofrecer amor.
  • Lo hacen libremente y además porque así lo quieren.
  • Nadie les impone el que deban cuidar a otras personas.

Las mujeres que sufren el síndrome de Wendy, suelen encajar muy bien con parejas con el síndrome de Peter Pan. Ellos suelen ser hombres inmaduros que se dejan cuidar, no quieren responsabilizarse de nada y para quienes es cómodo contar con una pareja que se haga cargo de todo, incluidos los niños.

¿Por qué lo hacen?

Miedo a la soledad, las personas con el síndrome de Wendy tienen miedo, sobre todo, a dos cosas: a que las otras personas dejen de necesitarlas y a quedarse solas.

¿Debemos quizá dejar de cuidar de los demás? ¿O de preocuparnos de los seres que queremos?

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En absoluto. Eso nunca. Nuestras parejas, nuestra familia y, en especial, nuestros hijos, son esas personas que forman parte de nuestra vida, que nos identifican y que son pilares indiscutibles en nuestro día a día.

Ahora bien, en todas nuestras relaciones personales hay que tener un equilibrio y tener muy en cuenta estos aspectos:

  • Crecimiento personal.
  • Tener tu espacio.
  • Disfrutar de tus aficiones.
  • Defender tus valores
  • Cuidar de tu autoestima.

En algún momento sienten que están dando demasiado a cambio de nada y es ahí cuando aparece el problema. Si lo das todo por los demás, tú te quedarás vacía. Entonces llegará la insatisfacción, la frustración y la tristeza. Hay que ir con cuidado para que estos comportamientos no deriven en una posible depresión.

Si tú eres una persona que se siente orgullosa de sí misma, si te sientes feliz, con una buena autoestima y con autonomía para responsabilizarte de ti misma, aportarás también a los demás.

Puedes cuidar a tu pareja, y de las personas que amas, no obstante, ten en cuenta que también tú mereces ser cuidada, sentirte querida, reconocida y valorada.

Si eres de las que se sienten felices cuidando a los demás, recuerda que debes empezar primero por ti.

Si tú caes, los demás caen. Cultiva tu felicidad y, entonces, también serás capaz de ofrecer felicidad.

 

¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Proverbios 31:10 | NVI