Las experiencias vividas del pasado marcan el presente, si no haces un análisis de ellas y aceptas que eso ya pasó, puede causar secuelas de por vida.
La expresión ofensiva, el abuso sexual, la traición, falta de perdón, muerte de un ser querido, mal trato entre otras experiencias que ya no son del presente, pueden esclavizar tu vida.
Vivir recordando el pasado, puede ser dañino para ti, te invito a pensar seriamente en esta situación, pues las personas que continúan viviendo de historias pasadas atraviesan:
- Miedo de volver a equivocarse.
- No toman nuevas decisiones.
- No vuelven a enamorarse (Causa de romance tormentoso)
- Exageran sus errores.
- Temen afrontar nuevos riesgos.
- Inseguridad ante la vida.
- Rencor hacia los que te lastimaron.
- Enojo con los demás y uno mismo.
- Pierdes el optimismo.
- Vives sin esperanza.
“Vivir del pasado, es elegir morir en el presente y negarnos la posibilidad de poder disfrutar un futuro mejor” Si has decidido vivir, esto no es saludable para ti.
Recuerda, esa etapa de tu vida ya pasó, entrégale ese pasado a Dios, no te aferres, suelta, fluye, perdona a quien te lastimó, no postergues las cosas y/o decisiones que tienes que tomar hoy, haz tu parte y deja que Dios tome control de lo sucedido y disfruta del presente que Dios tiene para ti.
Las experiencias vividas, siempre dejan una enseñanza, sí piensas en aquello, descubre lo positivo, sí vuelvas a recordar, que no te afecte, avanza en la vida sin que el pasado te ancle en él.
El apóstol Pablo antes de conocerse a Jesús persiguió la iglesia, causando mucho daño, luego su vida fue transformada por el amor de Dios, pero no estuvo libre de sufrir, sin embargo dijo “Olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, esta expresión nos motiva a enfocarnos en lo que realmente es importante; conocer a Jesús y seguirlo sin mirar el pasado. Felipenses 3:13 – 14
Psc. Ybonne Bayas
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