Ser agradecido no es únicamente decir gracias, realizar rezos y oraciones agradeciendo por lo que nos sucede; es una actitud permanente, es una manera de ver la vida.
Hay ocasiones en las que recuerdo una enseñanza de mi papá y los ojos se me humedecen, porque me alegro de lo que aprendí y aprendo de él, soy agradecido con esa oportunidad que Dios me dio.
En otras ocasiones pienso en mis hermanos y se me van las lágrimas, porque he disfrutado mucho vivir con su compañía.
No se diga la amistad, amor y enseñanzas de mi mamá. Ella es la más grande demostración del amor de Dios para mi.
Antes pensaba que Dios me debía algo, que él estaba en deuda conmigo, que había sido injusto, pero miro alrededor y me doy cuenta que tengo y soy más de lo que alguna vez imaginé.
Un paso natural cuando estamos sanando es volvernos agradecidos con Dios por lo que ha hecho en nosotros, por lo que somos, por lo que tenemos y por lo que no. Es imposible no agradecer cuando nos damos cuenta todo lo que hemos pasado.
Así como el rostro se refleja en el agua,
el corazón refleja a la persona tal como es
Proverbios 27:19 NTV
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