Cuando uno de los cónyuges tiene hijos fuera de matrimonio es necesario llegar a acuerdos concretos para evitar futuros problemas, en donde el rol de esposo y esposa sea respetado por los hijos ajenos.

Preguntas claves que se deben considerar para enfrentar estos acuerdos son:

  1. ¿Qué pasaría si con el tiempo, los hijos de mi pareja desearan venir a vivir a nuestro hogar?
  2. ¿Debe disciplinar uno de los conyuges a los hijos del otro?
  3. ¿Cómo se manejará la disciplina con los hijos, si la esposa no es la mamá?
  4. ¿Se estaría dispuesto/a a no desautorizar a la pareja cuando discipline a los hijos que no son suyos?
  5. ¿Cómo se manejará el presupuesto, si parte de este tiene que ser para apoyar a los hijos fuera del matrimonio?
  6. ¿Cuáles son los acuerdos en el manejo de tiempo de los fines de semana para ver a los hijos fuera de matrimonio?
  7. ¿Cuáles serán los límites que se establezcan con la expareja?

Antes de considerar un compromiso donde hay hijos de su anterior relación, es necesario dialogar, llegar a acuerdos y mantener un pacto de verdad y lealtad ya que los niños no pagarán el pecado de sus padres y aún la ley y la palabra de Dios pide que se cumpla el rol como padres. Uno de los errores más comunes es simplemente delegar que otra persona se haga cargo de estos hijos, mientras se sigue con la vida, porque defendemos el derecho a ser feliz.

Sin embargo, ¿quién luchara por los derechos y el corazon de estos niños?, ¿cómo mira Dios que abandonemos a nuestros hijos por mantener un nuevo compromiso y evitar molestias a nuestra nueva pareja?

Debemos considera que el cónyuge que acepta un matrimonio donde el otro tiene hijos de otra pareja, debe aprender a aceptar la realidad, amar a estos hijos e incluso bendecirlos y mirarlos como la oportunidad de servir a Dios, educando a estos niños para el Reino.

Si nosotros fuimos adoptados por el Padre en Cristo, en nuestro corazón podemos adoptar a estos chicos espiritual y emocionalmente.

El propósito de Dios para el matrimonio no es negociable y siempre será establecer su reino, viviendo sus principios, independientemente que las circunstancias sean diferentes. La experiencia nos indica que hablar libremente de este tema en un principio no es fácil pero cuando se respetan los acuerdos el clima de amor y confianza crece y se puede establecer un matrimonio donde nuestros hijos puedan aprender a amar a Dios y bendecir al otro. Por tanto nuestra recomendación es no ir a un nuevo amtrimonio sin haber firmado acuerdos, donde nuestro proyecto de familia considere a los hijos fuera de matrimonio.

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura”

Efesios 3:14-18

Por Marco y Martha Claudia Mosquera