¿Has escuchado hablar de la enfermedad del 2+1? Pues sí, se trata del estrés… Y es uno de los temas que más ha robado mi atención porque es mi debilidad más grande (quiero confesarlo). Pasé pensando en este problema, lo que ocasiona y finalmente lo que puedo hacer para remediarlo. Sin que haya llegado a una conclusión práctica (sobre todo porque estamos hablando entre madres) es posible que a nivel profesional se puedan prescribir acciones para corregir estos altos índices de alerta para evitar llegar a la depresión o a la ansiedad… Hablemos sobre el estrés como un estado de humor de mamá, me siento más tranquila al tratarlo así.

Hice una encuesta entre amigas que son mamás de niños de 1 a 16 años, madres jóvenes y un poco más adultas. Lo hice para que podamos enlistar algunas situaciones que nos estresan. Este es el resultado de lo que causa estrés:

  •  No cumplir con lo planificado
  • Cuando los hijos se enferman
  • La hora de comer
  • El desorden de los juguetes o la ropa
  • Falta de tiempo para jugar
  • Si soy una buena mamá
  • Cocinar algo diferente todos los días
  • La hora del baño
  • Salir a tiempo a algún lugar
  • Las peleas entre hermanos

Al recibir estas respuestas, me pregunto ¿cuáles son los factores que ocasionan que me estrese tanto? Y puedo enlistar algunos:  falta de tiempo y descanso, siempre estamos ocupadas, el enojo, no nos alimentamos bien, tener pendientes por resolver, un enemigo poderoso es el perfeccionismo.

Hablemos ahora sobre la solución, pero me siento limitada en cuanto a lo que podemos hacer al respecto: por ejemplo: ¿y si hacemos una sola cosa a la vez? Se me ocurre también tener un planificador que nos permita enlistar las cosas que tenemos que hacer. Poner prioridades en nuestras actividades, evitar compromisos que no son necesarios.

Estas palabras son principalmente pensadas para mi, que he estado viviendo en un constante estrés, no podemos perder la esperanza en esta carrera que es para toda la vida, la maternidad, debemos poder vivir en libertad y en plenitud para disfrutar del regalo de nuestros hijos, nuestra familia.

Cambiemos la presión por pasión, el llorar por inspirar y el gritar por respirar… Que podamos vivir apasionadas por la quietud y la paz en nuestro hogar, aún es posible. Confía en que Dios está en control.

 

Por: Manuelita Dávila